Varias siestas y varias noches se vieron interrumpidas por sueños y pesadillas que la inhibieron de dormir.
Sueños que le trajeron nuevamente a su vida gente que hace mucho se alejó o con la que solo tuvo tratos ocasionales.
Pesadillas recurrentes que siempre terminaban en asesinato con una única muerte: la suya.
Y despertares con angustia y fuerte sensación de no estar del todo segura acerca de si realmente lo había soñado o es que iban a matarla indefectiblemente.
Despertar pensando en que necesita sentirse protegida. Cobijada. Movimiento reflejo de taparse con las mantas aún con el calor del verano, hasta tener la certeza de que no estaba soñando y que no era verdad esa muerte. Poder esclarecer que no la perseguían para matarla y que estaba tranquila en su casa. Minutos eternos hasta dilucidar la realidad y manejar esa tristeza.
Así pasaron unos cuantos días. Días de un calor terrible y un frío que le salía del alma.
Esa noche no quería dormir. Tenía miedo de volver a ser interrumpida y asustada por esa sensación.
- ¿Qué te pasa? – le preguntó él.
Ella le contó su temor.
- Sin embargo, vas a tener que dormir- le contestó mientras se daba vuelta y acomodaba su cuerpo para descansar antes del día pesado que les esperaba al levantarse.
Ella, lo miró. Esperó un rato. Encendió la radio bajita, bajita, bajita. Para que la acompañe, pero no lo moleste. Igual él no escucha - pensó.
Al final con mucho esfuerzo logró conciliar el sueño. Se despertó a la una. Una y treinta y nueve. A las dos. A las tres. A las cuatro y cinco.
Se levantó. Tomó agua. Tomó el remedio de la tiroides.
Se acostó nuevamente. Se durmió otra hora.
Estaba muy inquieta por el lunes que le esperaba.
Ver al oncólogo para que defina el tratamiento a seguir por vaya a saber cuántos años.
Después al hospital. Otra marcación. Otra vez la camilla. Los tatuajes. ¿Será la última?
Y visita al cardiólogo. Esa sin importancia. Solo a buscar recetas.
Pero las anteriores… ¿Es factible que las anteriores le causen tal estado de turbación? ¿a ella que se considera tan superada y capaz de manejar las cosas?
Llega temprano a la consulta, mientras su esposo, en otro centro de salud concurre a la suya.
Se queda sola. La llaman. No la encuentran.
- Cambié el turno por teléfono- explica- porque para el lunes pasado no iban a estar los resultados de los estudios.
Le dicen que no se haga problema. Que igual la van a atender.
Se sienta a esperar y comienza a sonar la alarma de su celular avisándole que tenía que ir a la consulta.
Lo mira. Se ríe.
El celular y su agenda, le recuerdan que tiene que ver al oncólogo mañana.
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