top of page

Mentiroso

-Te digo que es cierto

-¡Ufa! ¡Vos siempre mintiendo!

- ¡Te digo que no! Me pasó cuando venía...

- ¡Andá...!

-¡Es cierto! Mirá... yo venía caminando por la calle de tierra, esa que está al lado del cementerio. La que no tiene luz... ¿sabés cuál te digo? De pronto aparecieron... de la nada... todo oscuro... te juro que tenía un miedo que casi casi me ensucio los pantalones...

- ¿No te digo? ¡Sos un mentiroso!


A Santi nadie le creía nada... era el mentiroso del pueblo. Cada día inventaba una historia nueva. Ahora estaba con ésta del cementerio...


-Te digo que sí. Eran tres. Venían caminando hacia mí con furia. A una hasta le salían luces verdosas de sus ojos

- ¡Pero mirá si va a ser cierto! ¡Callate!

- Eran tres gallinas. Grandes. Gordas. Y una me quiso atacar. Salí corriendo y me metí abajo de mi cama. Ella me siguió hasta mi casa, pero no pudo conmigo. ¡Menos mal que no vuelan!


A Santi nadie le creía. Por cualquier lugar que caminara en el pueblo, alguien se burlaba de él, pues se había difundido mucho el tema de su encuentro con las gallinas. Fue al almacén y Don Julio le preguntó muerto de risa si iba a comprar caldo de gallina. Caminaba por la calle y los que lo cruzaban le cacareaban... o le preguntaban si era de River... o le gritaban... ¡cuidado un huevo! ¡cuidado un huevo! ¡en cualquier momento se hace gallina y te ataca! La gente se divertía mucho burlándose de Santi y su capacidad de mentir.

Santi se puso muy triste... y se refugió en el único lugar que a él le parecía tranquilo: la orilla del río.

Estuvo allí un buen rato sentado pensando, hasta que encontró a un pescador que no era conocido.


Le dijo...

-Hola... me llamo Santi y me pasó algo rarísimo ¿quiere que le cuente?

El pescador que estaba sumamente aburrido y sin pescar nada, le dijo que si, que le cuente. Y Santi empezó...

- Resulta que yo venía caminando, a oscuras en una noche de tinieblas, por la calle lateral al cementerio... Se oían ruidos sospechosos, tenebrosos, inquietantes... Las luces de las otras calles titilaban y rugían las rocas del camino... De pronto, entre los arbustos, tres enormes pájaros de más de un metro de alto acompañados de un pato, se abalanzaron sobre mi... Me acorralaron contra el muro del cementerio... se sentía cómo se estremecían los muertos y se sacudían en sus tumbas del miedo que sentían...

Como pude, me agaché y pasé entre las patas de uno de ellos. Allí pude descubrir que eran gallinas. Gigantescas gallinas de ojos verdes fosforescentes...

No sentí miedo, para nada. Aproveché que había quedado a sus espaldas y le di una patada fuerte. La gallina se asustó y puso un huevo así de grande... no. ¡Más grande!

El pescador ni lo escuchaba. Se encontraba ensimismado en su propia historia. La que contaría al regresar a su casa y a su club con las manos vacías.

Santi se dio cuenta que hablaba solo y se sintió muy desilusionado. Se levantó y se fue a otro rincón.

Estaba sumamente triste. Triste y solo.

Se sentó sobre una roca a pensar mientras con una ramita hacía rayas en la tierra.

De pronto se acerca un bicho bolita que se había escondido del mundo en la misma roca en que Santi se sentó. Se desenvolvió de su bollito y comenzó a caminar hacia el joven con la finalidad de molestarlo.

Cuando Santi lo vio, le dijo:

- ¡Hola bicho bolita! Aquí estoy solo sin que nadie me crea. Tres gallinas, un pato y un puma me persiguieron hasta el cementerio en una noche de tormenta infernal. No tuve miedo. Los enfrenté sin detenerme a pensarlo. En el camino encontré una espada, y con las clases de esgrima que recibí en el club del pueblo, descabecé primero al pato, luego al puma, y las gallinas huyeron antes de que pudiera hacerme de ellas...

Y continuó... continuó... continuó mientras el bicho bolita solo pensaba en cómo volver a esconderse en la piedra sin importarle nada de nada lo que ese animal de dos patas le decía...

Pero mientras esto pasada y Santi se escondía de la humillación de la que era objeto (porque él sabía que era un mentiroso pero no lo podía evitar), el pueblo se había revolucionado.

Resulta que en “La gaceta clarinuda”, periódico de poca tirada al que tampoco se le creía mucho, habían publicado una noticia resultado de una investigación que había dejado pasmada a la población. El titular era así:

TERRIBLE DESCUBRIMIENTO

Un laboratorio clandestino del gobierno hacía pruebas atómicas con gallinas para descubrir qué genes las hacen descendientes directos del Tiranosaurio Rex. Por una explosión de una de las centrales nucleares que se usaban, algunas de ellas se escaparon sin que hasta la fecha hayan podido ser rescatas...

Entradas recientes

Ver todo

Descanso

Mar, playa, arena. Todo perfilaba unas vacaciones extraordinarias. Solo le faltaba conseguir con quién pasarlas. Decidió que mejor sola…...

CAFÉ

No hay ninguna norma moral natural. Todo lo inventamos los seres humanos. Dora Barrancos. La pollera bamboleante permitía imaginar las...

Comments


bottom of page