El equilibrio

Ella no cree en nada. En menos que nada.

La vida es lo que se ve. Lo palpable, medible.

Pero, a veces, le aparecen algunas cuestiones que la hacen dudar.

Pequeñas situaciones, casualidades, incógnitas sin explicación.

Le pasa con su hermana. Cuando piensa en ella, seguro que suena el teléfono. O al revés, cuando ella la llama, su hermana le dice que estaba pensando en ella.

O con su papá, enfermo cardíaco y mañero, que no podía dejar la sal y prefería morirse antes que comer soso. Y que cuando murió, la sal desapareció durante un mes. Sí un mes en que nadie podía encontrarla ni buscando en los lugares más insólitos.

La cuestión es que ésta incrédula se enferma. Y no tiene de dónde agarrarse. No tiene y no quiere agarrarse de nada. No lo necesita. O sí, pero no le interesa.

Amigas creyentes le piden que se acerque a Jesús. Amigas entrañables le dicen que confíe porque el Universo se equilibra y que ella fue siempre buena gente, y no le va a ir mal.

La cuestión es que no sabe qué hacer con estos días que faltan hasta la cirugía. Hasta la biopsia. Hasta el tratamiento. Hasta las decisiones de la naturaleza en que luego de tirar la moneda decida sobre el cara-ceca de la vida o la muerte.

Entonces se aferra a lo que más conoce: la radio, el tejido, la cerámica.

Se sienta en el fondo de su casa. Escucha audiolibros, se acuesta tranquila a que le lean ya que ella se encuentra inhibida, intelectualmente bloqueada a cualquier tipo de lectura. Hace alguna que otra pieza de cerámica, la mayor parte para regalar. Teje para sus nietitos. Prepara su cuerpo y su mente para lo que viene.

Y el tiempo pasa, y resulta que debe ser cierto que no es tan mala. Porque el universo se equilibró, o al menos ella todavía está acá. En la vida. Con su gente. Con sus amigas. Con su jardín y su huerto.

Y se siente segura, confiada…

Se ríe: tuvo no un hijo, sino dos. Plantó tantos árboles que ni recuerda. Y ahora escribe, no un libro, sino un blog.

La vida se equilibró. No cabe duda.

Su amiga lo sabía y se lo dijo.

Ella no lo creyó, pero ahora lo duda.