Salió caminando. El sol en la cara, la sombra y frescura de los árboles ofreciendo refugio cada tantos metros.
Camina y piensa en la belleza que ofrece su ciudad. Tan verde, tan colorida y perfumada, tanta variedad de flores en sus jardines, tan de características propias.
El día le parece espléndido. Diáfano. Transparente. Belleza única de la primavera tardía
Camina y piensa en la reciente entrevista
Mira nuevamente el camino. Solo la separan tres cuadras eternas de su casa…
Se va a morir. No se lo dijeron, pero lo siente.
Se estremece
Vino a ver a su antigua compañera de escuela, a partir de hoy convertida en su médica, sabiendo cuál era el diagnóstico. Porque al final no era el corpiño nuevo el que la lastimaba, ni era un tema muscular el que le hacía picar la espalda que se rascaba frenéticamente hasta lastimarse. Tampoco era tendinitis lo que tenía entumecidos sus brazos.
Camina y piensa
Se va a morir.
Ochenta por ciento de posibilidades de que sea maligno. Se ve. Se siente. Se palpa. Se hunde. Se pega. Se duele…
¿Cómo y con quién lo habla? ¿cómo les dice a sus hijos? ¿a su esposo? ¿a sus nietos?
De pronto siente que en su pecho hay un invasor que le ocupa el cuerpo y el alma. Crece y se asienta sin permiso en el mismo lugar en que más de 20 años atrás hubo un quiste que tuvo que ser extirpado
Atrevido. No tiene permiso para estar ahí. No tiene permiso para irrumpir en su vida que, siente, está en su mejor momento de salud.
Se acercan las fiestas. Viene su hijo, su nuera, sus nietos a pasar juntos unas celebridades religiosas en las que no cree pero que la llenan de felicidad al ver las caritas de espera del “papanuel” y sus regalos
¡Mierda! ¡no se quiere morir!
Camina y piensa…
El sol le da de lleno en la cara nuevamente, esta vez no hay vegetación que la proteja. Ese calor la ayuda a decidirse: NO SE QUIERE MORIR. No le va a ganar. Ella es cabezadura, terca, obstinada
NO SE VA A MORIR. ¡NO! Está decidido
Ningún tumor va a tomar las riendas de su vida
Cambia el paso. Se hace más firme, más decidido.
Abre la puerta con firmeza: -Antonio: vengo del consultorio de Emilia.. es cáncer pero no me voy a morir
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