A modo de aclaración: en un blog las últimas publicaciones quedan primero. Te aviso porque si querés leer en el orden que fueron escritos, te conviene comenzar por el último.
Este es un intento de acompañar y compartir historias, reales o ficticias, que estuvieron conmigo durante este tiempo… Es el comienzo de algo. Son solo algunas, pero que no pueden esperar a ser leídas…
Si existiera un grupo de autoayuda me presentaría diciendo: “¡Hola! Soy Adriana. Tengo cáncer”
Pero como no lo hay, elijo otras formas…
¡Hola! Soy Adriana… la abuela de Fidel, Simona y Almendra. Las vidas que iluminan mis días y me permiten volar y crecer.
Hace muchos años que elegí como compañero a Antonio. Exactamente 44. Tuvimos dos hijos que amamos mucho y a los que siempre les enseñamos a ser libres.
Amo la vida. Amo la naturaleza. Amo amar. Me gustan las mariposas, las flores, los colores y el vivir.
Soy ceramista, tejedora, dibujante, escritora, cocinera, docente universitaria, capacitadora y formadora de docentes, y también jubilada. Porque como dice mi psicóloga: nada de a poquito. Todo de a mucho. Como la vida. Como el amor
Cuido mis plantas, tengo una huerta, y siempre estoy metida en mil y un proyectos…
Mientras estaba haciendo el tratamiento apareció esta idea, que no comencé a plasmar hasta no terminar con la quimioterapia. ¿Por qué? No lo sé. Quizás porque quise concluir un ciclo antes de comenzar otro. Cosas de capricho o cosas de poca energía. Quizás porque esta vez me costó mucho más superponer tareas. O porque encarar el día y pasar la noche demandó un esfuerzo que no permitía a las letras salir por entre mis dedos hasta el teclado para que aparecieran en la pantalla. No lo sé. Pero aquí estoy, escribiendo para compartir… contando estos cuentos que “no son cuento”, son cosas que me sucedieron. Así, tal como las escribo atravesadas por mi propia impronta y la particular lectura que hago (como cada uno de nosotros) de la realidad que vivo
Espero que te gusten, aunque no pasa nada si no te gustan… solo quiero compartir y exorcizar temores, miedos que me atravesaron y me atraviesan, futuros inciertos pero palpables, sentimientos e ideas que rodaron por mi mente. Pero, por sobre todo, porque estoy. Estoy acá. Viva. Sobreviviente. Ansiosa por el día a día. Esperanzada de la mirada renaciente que llena todo de color y alegría.
Si querés te invito a que me cuentes qué sentís al leer mis historias
Espero tus comentarios,
Adriana (adrianaposgrado@gmail.com )
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